No me
pidas, mi efusivo enamorado,
Que te
prometa amor eterno.
¡Es tan
inestable el corazón!
¡Tan
fluctuantes las emociones!
Fuimos
hechos de pasta laxa,
Las
circunstancias nos moldean.
Es el
destino que juega con nosotros
Como
marionetas, a su antojo.
Qué más
podría anhelar, cariño,
Que estar
perpetuamente a tu lado
Si las
huellas de tus pisadas
Con besos fueron
grabadas.
Mas el
tiempo nos dirá
Cuán
extenso es el camino
Que
tomados de las manos,
Nos invite
a transitarlo.
Habrá
cielos diáfanos,
Remolinos,
días grises,
Habrá
soles que nos abracen,
Habrá púas
que dañen…
Si
poseyéramos el arrojo,
El
atrevimiento, la posibilidad,
Si nos
disociáramos del entorno
Sería
viable…Quién sabe.
Pero cómo
puedo darte mi palabra
De que
nadie se atravesará en este andar
Tendiendo
un sendero de dudas,
Diseminando
quejas y recelos…
Y si por
si acaso aconteciera,
Si ya no
confiaras en mí,
Es posible
que el amor sucumba,
Y con él, desaparezca
yo…
Bien me resulta el poema, amiga. Es decir: la mente por los astros, pero, los pies en la tierra: vale! Claro, siempre soñamos ese amor "de para siempre, porque si no...bueno, armaríamos algo tremendo, jajaja! Siempre es un gusto, y muy refrescante, leerte.
ResponderEliminarBesos
Así es, Pichy, tal como lo decís, esa fue la idea del poema. Gracias, tesoro de amigo, besos!!!
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