Ji ji ji...es la segunda vez en lo que va del
año que me ponen en penitencia ¡Tarados! Como si no supieran que no hay dos sin
tres. Sí, eso está decidido, además lo dijo mi abuela, y si mi abuela lo dice,
así será.
-No hay dos sin tres, niña- Eso me dice mi
abuela.
Y todo por culpa del preceptor (alcahuete,
buchón, viejo metido) que corrió a sacarme de encima del profesor Orellano, el
mismísimo profesor de Literatura. La primera vez, bueno, vaya y pase, pues el
muy tonto pensó que estaba furiosa contra el profe porque, dada mi fama de
chiquilla revoltosa y rebelde, pensó que me le fui encima para propinarle un
par de sopapos por el uno que me puso. Noooooooooo, si yo sólo quería darle un
beso, tipo decirle:
-Todo bien, papuchi, vos poneme el uno que yo
igual te adoro.
Je je je... Ya saben, una niña enamorada es
¡Tremenda! Y sí, yo estoy enamorada de papuchi, o sea, del profesor Orellano,
se entiende, el profe de Literatura ¡Es que es tan guapo...! Woooowwwwww que yo
no puedo resistirme.
Por eso no estudio, estoy muy concentrada
mirándolo para escuchar sobre Góngora y Quevedo.
Hoy me arrojé de nuevo a sus brazos y le di
justo justo en la boca.
-¡Ayyyyyyyyyyyyyyyy!- gritamos los dos, el
profe y yo. Él porque me colgué de su cuello y le arranqué la corbata, y yo...
porque el viejo alcahuete me sacó de las trenzas.
En fin, aquí estoy, sentadita, esperando por
las amonestaciones, pero eso no me preocupa. Lo que sí me preocupa es que la
Directora también está enamorada del profe y va a hacer todo lo posible por
ganarme ¡Vieja ridícula!
Digan ustedes si no soy una niña sexy...no,
mejor no digan nada, ya lo sé... pero les juro que ese profesor será mi marido
cuando yo sea grande.
Los dejo, ya escucho los pasos de la vieja
zorra...
¡Hasta la próxima clase...colgada de papuchi!