No sé…no sé… Ese
es el mayor de los problemas, precursor de los subsiguientes, pues a partir de
la ausencia de cognición la vida se torna ambigua, y en esa marejada que me
revuelca entre desvaríos e ilusiones, la corriente de la fluctuación me
arrastra sin otear suelo firme.
No sé…no sé… Mi
mente se obnubila y no consigo reaccionar, aun cuando el sonido atronador del
remolino anuncia la inminencia de la Garganta del Diablo con las fauces prestas
a devorarme. Soy consciente de que desintegrará mis huesos con la misma
destreza con que fueron mancillados mis castillos construidos con fragmentos de
nubes. Así de fácil, sin ningún esfuerzo,
seré desmembrada sin poder impedirlo.
No sé…no sé… ¿Gritar en busca de auxilio?
¿Para qué? Apaleada por fuerzas externas
a mi condición de casta energúmena, no tengo
el ímpetu, tampoco quien me
escuche…el viento se llevaría mi voz hacia los umbrales de la nada.
No sé…no sé…
Estoy resignada, desahuciada, apática, impasible. La desidia me somete,
obstinada ella, rendida yo.
En el sombrío
abismo de mi existencia he desandado el camino de la esperanza. Recuerdo
haberla poseído en tiempos remotos, época de apócrifa placidez con trencitas
doradas y zapatitos blancos pero… los años, regados con llantos, fueron
robusteciendo el desencanto, la tristeza echó raíces en el vergel de mi
inexperiencia, confinando la confianza en secretos herméticos.
No sé…no sé… Son
efímeros los instantes en que percibo voces susurrándome al oído que todo es
posible, que entre tupidos nimbos puedo toparme con la dicha, pero me niego a
poner mi atención en ellas. Mejor no esperar nada.
Lo más
conveniente es aflojar las tensiones, relajar los músculos mientras la
corriente me acarrea hacia el destino señalado.
No sé… no sé…
Estoy cansada, quiero dormir pero no debo hacerlo. Con el sueño llegarán los
sueños y al despertar, la dura realidad volviendo a abofetearme. Cada golpe
asestado duele; cada golpe recibido anula un poquito más mi ser; cada cachetazo
va deteriorando la fe. Entonces obstruyo
la mente para no preocuparme.
Es malo pensar.
Pensar es para quien tiene las piernas fuertes, la ruta trazada, la meta
clara…No, yo no.
Mejor obstruyo
la mente y floto, floto mecida por la intimidación del verbo… los ojos
abiertos, la mirada hundida en el cielo…Acaso consiga merecer el Edén.
No sé… no sé…
¿Apariencia, entelequia, ficción? Nada es fehaciente, sólo la incertidumbre es
tangible.