Cuando
deje de soñar,
Cuando
no crea que todo es posible,
Cuando
piense que ya nada cambiará,
Cuando
el aire me resulte insuficiente,
Cuando
la noche sea miedo,
Cuando
el día se despoje de los ruidos,
Cuando
el canto de las chicharras
No
me suene a majestuosa melodía…
Cuando
el mundo me defraude,
Cuando
todo me parezca una quimera,
Cuando
deje de ser yo misma
Con
mi prepotencia y mi dulzura,
Con
mis afonías y esos gritos de impotencia
Por
tanta rabia acumulada.
Cuando
mis delirios y mi andar estrepitoso
Dejen
de perturbar tu armonía,
Será
porque habré partido
Ofrendando
mis cenizas al mar.
Entonces,
ya no me busques,
Pues
no perteneceré a este plano
Con
un cuerpo que me aprisione.
Seré
la ciclópea complacencia
De
la mente no bloqueada
Por
preceptos reforzados;
Esos
que invalidan la esencia,
Que
atropellan la ilusión,
Que
sofocan la libertad,
Que
ejecutan la creatividad
Que pulverizan la identidad.
Seré
fresca brisa que te acaricie,
Seré
insolente luz que te despierte,
Seré
sol ardiente del desierto,
Y
esa roca que te consienta la pausa
Cuando
sientas las piernas fatigadas,
Seré
gota de lluvia que acaricie tu rostro.
Seré
la magia que te incite a la locura…
Seré
la estrella fugaz
Que
alumbre tu senda en un instante…
Seré
la semilla que germine en tu jardín,
Seré
el ave que trine en tu ventana,
Seré
la sonrisa dibujada en los labios
De
una niña enamorada,
O
quizás, la mirada apenada de una anciana…
Seré
el frío que te recorra la espalda
En
las solitarias e inclementes madrugadas,
El
ocaso que veje tu optimismo
Sumergiéndote
en la inquietud.
Seré
tu paz y tu regocijo
Pues
seré completa y eternamente
Muy
feliz…